lunes, 21 de enero de 2013

¿Es posible huir del gulag?

Si nos atenemos a cierta literatura y al cine basado, o al menos inspirado en esta literatura, la respuesta al asunto que da título a este post es sí. Pero ¿se trata de ficción?, es decir, ¿los relatos de grandes fugas de gulags en la época posterior a la Segunda Guerra Mundial son sólo novelas, relatos de ficción, o esconden tras de sí auténticas historias de superación y supervivencia? El motivo de este pequeño artículo no es otro que el de dar a conocer un par de historias hechas película: Hasta donde los pies me lleven y Camino a la libertad, en las que los protagonistas logran sobrevivir no sólo a la vida del gulag, sino a una fuga épica en toda regla.

Pero antes de comentar estas películas sería conveniente aclarar de qué estamos hablando cuando nos referimos a un gulag. La palabra gulag es un acrónimo ruso de Glávnoie upravlenie ispravítelno-trudovyj lageréi i koloniy, que en castellano quiere decir Dirección general de Campos de Trabajo, pero es un término que se ha acuñado para definir el lugar físico del campo de trabajo. A pesar de que en la actualidad se usa con conocimiento de causa, esta terminología era completamente desconocida en los países occidentales hasta la publicación, en 1973, de la obra Archipiélago gulag, del escritor ruso Premio Nobel de Literatura, Aleksandr Solzhenitsyn.

Estos campos de concentración comenzaron a construirse con Lenin en el poder en 1918, en plena Revolución rusa, pero no fue hasta 1929 de la mano de Stalin cuando empezó su verdadero auge que perduró hasta su muerte en 1953. Según Anne Applebaum, escritora del libro Gulag: Una Historia, se llegaron a contabilizar un total de 476 sistemas de campos de concentración en los que los prisioneros eran humillados y, frecuentemente, obligados a realizar trabajos en condiciones poco menos que infrahumanas. Este número de prisioneros fue bastante amplio, pues se estima que en torno a las 18 millones de personas sufrieron las condiciones de este sistema, una cifra nada despreciable, y es que se cree que el número total de personas con alguna experiencia de encarcelamiento y/o trabajo forzado en la URSS de Stalin pudo rondar los 25 millones, es decir, el 15 por ciento de la población. Pero ¿dónde estaban estos lugares? A muchos seguro que se le viene a la cabeza el típico campo en mitad de la tundra siberiana, pero la realidad es que estaban por todas partes dentro del vasto imperio soviético, incluso se pudieron encontrar en el centro de Moscú.

Quizás sea el cine uno, por no decir el gran responsable, de que asociemos los gulag automáticamente a Siberia, la inmensa región que constituye 3/4 del total de Rusia y a sus excepcionales condiciones climatológicas y demográficas, pues cuenta con una densidad de población notablemente baja. Y si baja es la densidad demográfica, más bajas pueden ser las temperaturas, y es que las medias de los meses invernales oscilan en los -15ºC, llegándose a alcanzar mínimas de en torno a los -50ºC en las zonas más cercanas al Círculo Polar Ártico.

Es precisamente por estos lares de temperaturas extremas donde comienza la historia de la primera película que me gustaría comentar: Hasta donde los pies me lleven, que se trata de una producción alemana cuyo título original es So weit die Füße tragen, que traducido literalmente al español significa Tan lejos como los pies me lleven. El film es una adaptación cinematográfica de la novela del mismo nombre, obra del escritor bávaro Josef Martin Bauer, que confeccionó el libro a partir de los relatos en primera persona del trabajador de una imprenta al que conocía y que le concedió una serie de entrevistas contando su historia real. Esta historia inspiró el libro, que vio la luz en 1955 y que fue bestseller al gozar de una gran difusión, pero en el que, a petición del protagonista real, no se dio a conocer su verdadero nombre. Como curiosidad comentar que este libro, a diferencia de la película, sí ha conservado su nombre en castellano, es decir, ha sido publicado en España con el nombre Tan lejos como los pies me lleven. La película en cuestión, dirigida por Hardy Martins, fue estrenada en Alemania el 27 de diciembre de 2001 pero, cosas de la vida, no llegaría a las carteleras españolas hasta casi 3 años más tarde, concretamente el 19 de noviembre de 2004.

Fotograma de la película Hasta donde los pies me lleven

La apasionante historia de este film y, por ende del libro, es la del teniente de la Wehrmacht Clemens Forell (interpretado por Bernhard Bettermann) que, tras alistarse en el ejército nazi para combatir en la Segunda Guerra Mundial, es hecho prisionero por los soviéticos tras su finalización y, como castigo, es enviado a un campo de trabajos forzados, concretamente a una mina de plomo en Siberia. Tras varios intentos de fuga fracasados, consigue resarcirse y escapar con la ayuda inestimable del doctor Stauffer (interpretado por Michael Mendl), un médico alemán que prestaba ayuda sanitaria a los reclusos del gulag. Es 1949 y a partir de este momento es cuando empieza la historia de supervivencia de Forell, que desde este año y hasta que es repatriado desde Teherán en 1952, atraviesa toda la estepa siberiana, sufriendo lo cruel y despiadado del entorno, viviendo temporadas en poblados de nativos y con la mente siempre puesta en la promesa que hizo a su esposa e hija antes de marcharse a la guerra, regresar con vida. Es precisamente este amor y esta promesa el auténtico motor de Forell para conseguir concluir con éxito su épico recorrido hasta la vuelta a casa.

Previo a este films, la tónica dominante en las películas que yo había visto, en lo que a huídas de campos de concentación se refiere, tenían todas unos patrones bastante similiares, y pongo como ejemplos La gran evasión con Steve McQueen, James Garner o Charles Bronson; La guerra de Hart en la que aparecen Bruce Willis y Colin Farrell; o Evasión o victoria que contó con las interpretaciones de Sylvester Stallone, Michael Caine, incluso del mismísimo Pelé. En todas ellas, los protagonistas se encontraban recluidos por los nazis como prisioneros de guerra e iban ideando la forma de escapar a través de un túnel o alguna estratagema en la que poder sortear la valla o el muro de turno que los separaba de la libertad. En cambio, tanto en Hasta donde los pies me lleven, como en Camino a la libertad, los soviéticos son los carceleros en detrimento de los alemanes, pero la gran diferencia, más allá incluso que la ubicación geográfica, es la forma en que se construían los muros que separaban a los reclusos de los gulags siberianos de la libertad, y es que aquí no existían las vallas altas con alambre de espino o los muros inexpugnables que te dejaran salir al exterior, en los campos de concentración siberianos la valla más difícil de eludir para cualquier preso que quisiera huir eran los miles de kilómetros cuadrados de tundra siberiana inhabitada e inclemente, que hacían de la supervivencia una suerte dominada por pocos.

Como ya he introducido, la otra película que me gustaría que conozcáis es Camino a la libertad, del director australiano Peter Weir, nominado hasta en 6 ocasiones a los premios Óscar y ganador de un Globo de oro en 1990 por Matrimonio de conveniencia. Se trata de una producción estadounidense cuyo nombre original es The Way Back, que cuenta con la participación de, entre otras productoras, National Geographic Films lo cual podría explicar la potencia visual y la belleza de los paisajes que aparecen. La película fue estrenada tanto en EEUU como en España en enero de 2011 y su rodaje se efectuó en países tan dispares como Bulgaria, Marruecos y la India. Os dejo el tráiler oficial en castellano para que podáis ir haciéndose una idea del relato que tenemos entre manos.


Camino a la libertad nos narra la increíble historia de un grupo de soldados, interpretados por actores de reconocido prestigio como es el caso de Ed Harris, Colin Farell, Mark Strong o Jim Sturgess, entre otros, que logran escapar de un gulag siberiano a principios de los años 40 del pasado siglo. Hartos de las condiciones infrahumanas de vida que les proporcionaba el campo de concentración donde estaban privados de libertad, un grupo de 7 presos decide aprovechar una ventisca nocturna para escapar.

Una vez fuera del alcance de los soldados soviéticos, comienza el viaje hacia el sur, hacia Mongolia, tomando como referencia el lago Baikal, una enorme extensión de agua en el interior de la URSS donde se encuentran con Irena (Saoirse Ronan) una mujer polaca que asegura haber escapado de una granja. A lo largo de lo extenso del viaje, las duras condiciones de vida, las interminables caminatas, la ausencia de comida y agua y un largo etcétera de obstáculos van mermando poco a poco al grupo que va perdiendo miembros. Sólo algunos consiguen atravesar Siberia y llegar a Mongolia, donde al comprobar que se trata de un país convertido al comunismo del que huían, deciden adentrarse en el desierto del Gobi con el objetivo de llegar a la cordillera del Himalaya, superarla y alcanzar la India. En otras palabras, 6.500 km de sufrimiento, angustia y esperanza.

Al igual que Hasta donde los pies me lleven, esta película también tiene su origen en un libro: The Long Walk: The True Story of a Trek to Freedom, que en España ha sido titulada como La increíble caminata o Un largo camino en ediciones más recientes. el libro es obra del escritor polaco Slawomir Rawicz, que cuenta en primera persona, a modo autobiográfico, la odisea que compartió con un grupo de compañeros del gulag donde estuvo recluido. Pero con el tiempo se demostró que Rawicz nunca había participado en la famosa fuga que había escrito para la posteridad, y que consiguió convertirse en bestseller mundial, no en vano se vendieron más de medio millón de copias tras su publicación en Reino Unido en 1956.

Los esfuerzos por verificar la historia de Rawicz son, a día de hoy infructuosos ya que no se ha logrado encontrar documentos que de algún modo puedan confirmar la evasión, es más, se cree Rawicz nunca tuvo que escapar de los gulags pues fue puesto en libertad por URSS, pero pudo tomar la historia de algunos documentos oficiales y entrevistas que describían el relato que plasmaría en el libro. Para echar más leña al fuego, en 2009 un ex-combatiente polaco de la Segunda Guerra Mundial, Witold Glinski, afirmó que la historia de Rawicz era cierta con la salvedad de que era él y no este último el autentico protagonista de la misma, afirmaciones también cuestionadas y no demostradas.

Ciertas o falsas, sin duda alguna, estas historias de supervivencia ponen de relieve hasta donde es capaz de luchar y exponer su vida un hombre con ansias de recuperar su bien más preciado: la libertad. 

Fotograma de la película Camino a la libertad


Fuentes:
http://es.wikipedia.org/wiki/Gulag
http://es.wikipedia.org/wiki/The_Way_Back
http://www.elcato.org/publicaciones/articulos/art-2004-04-07.html
http://www.sentadofrentealmundo.com/2010/06/el-escape-mas-largo-de-la-historia.html
http://www.bienvenidosalafiesta.com/index.php?mod=Indices&acc=VerFicha&autId=000000013B
http://www.bienvenidosalafiesta.com/index.php?mod=Indices&acc=VerFicha&autId=00000001EU

4 comentarios:

  1. Interesante, compañero. Voy a ver que tal "Camino a la libertad"

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  2. Muchas gracias por tu comentario Marc, espero que te guste la película.

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  3. Interesante artículo. Yo las pelis no las he visto pero he leído los libros.
    Simplemente acotar que al igual que sucede con el protagonista de Camino a la libertad, al de el otro libro, Tan lejos como los pies me lleven, también han puesto en entredicho pues según recientes investigaciones no había ningún campo de prisioneros en tal sitio (Cabo Deznev) entre otras incongruencias, dejo enlace en inglés de la wikipedia del verdadero protagonista (su alias era Clemens Forell) http://en.wikipedia.org/wiki/Cornelius_Rost. También creo que este hincapié en rebuscar e intentar demostrar falsedades en dichos testimonios se debe indudablemente a que los protagonistas son alemanes, nazis, algo parecido al reciente descubrimiento de dicho pasado nazi en el protagonista de Siete años en el Tibet: Heinrich Harrer, interpretada en el cine por Brad Pitt. Un saludo

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    1. Muchísimas gracias por tu comentario, Carlos. No he leído los libros ni los leeré una vez vista las películas, nunca tuve buenas experiencias viendo la peli y luego leyendo el libro, el orden ha de ser el inverso. En el fondo de toda esta cuestión vemos que en ningún caso hay pruebas tangibles que puedan probar la veracidad de las historias de grandes huidas de los gulags, yo personalmente no las creo demasiado (de ahí el interrogante en el título del artículo), pero sí es cierto que me atrae y apasionan este tipo de historietas épicas que, reales o no, siempre dan un respiro a nuestro entrenimiento. Un saludo y, de nuevo, muchísimas gracias por tu aportación.

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