Tras varios años suscrito a la lista de correo de La Caja de Música, el pasado 11 de octubre llegó a mi correo el número 1000 de dicha lista en la que José Manuel Iñesta, padre y sustentador de la "criatura", decidía poner fin a más de 16 años de compartir inquietudes, opiniones, gustos, noticias, etc. sobre rock progresivo entre aficionados hispanoparlantes. Aunque la página web seguirá activa y se modificará la forma de enviar y compartir información se cierra el período en que a los suscritos recibíamos los números con las últimas informaciones recopiladas.
Lo cierto y verdad es que fue una noticia triste puesto que prácticamente desde mis comienzos en el gusto por el rock progresivo he estado recibiendo la siempre valiosa información que me proporcionaban los boletines de La Caja de Música. Con sus publicaciones aprendí realmente a valorar, degustar y conocer en profundidad este maravilloso género musical, insuficientemente valorado y conocido por el público. Pero los tiempos cambian y, como Iñesta reconoce, la fórmula de comunicación que se había venido usando ha caducado, pues es la misma desde el comienzo, y hablamos de 1996, cuando la conexión a internet era un lujo desconocido para la gran mayoría (aún hoy lo sigue siendo para muchos).
Lo cierto y verdad es que fue una noticia triste puesto que prácticamente desde mis comienzos en el gusto por el rock progresivo he estado recibiendo la siempre valiosa información que me proporcionaban los boletines de La Caja de Música. Con sus publicaciones aprendí realmente a valorar, degustar y conocer en profundidad este maravilloso género musical, insuficientemente valorado y conocido por el público. Pero los tiempos cambian y, como Iñesta reconoce, la fórmula de comunicación que se había venido usando ha caducado, pues es la misma desde el comienzo, y hablamos de 1996, cuando la conexión a internet era un lujo desconocido para la gran mayoría (aún hoy lo sigue siendo para muchos).
