miércoles, 16 de julio de 2014

El renacer del Rock Progresivo español (VIII): Hiagen

Dejamos atrás el pequeño bloque de tres capítulos dedicados al post rock para presentar a una nueva banda en nuestro serial El renacer del Rock Progresivo español, que va ya por la octava entrega, lo que supone todo un éxito que es motivo de satisfacción para mi, puesto que cuando lo comencé hace un año pensé que apenas sería leído por mis 15 ó 20 amigos de siempre. Nada más lejos de la realidad, actualmente el número de visitas de los capítulos del serial suponen un porcentaje altísimo de las estadísticas de este sitio, no hay mayor inyección de moral que esta.

Así las cosas, como ya hemos adelantado, hoy abandonamos el frenetismo y el músculo del post rock para salir al encuentro de un rock más ambiental y atmosférico, es por ello que hablaremos de Hiagen, un grupo con una historia de idas y venidas (que ahora conoceremos) que tras la publicación hace sólo unos meses del que es su segundo LP Los Últimos Días de Pompeya, comienza a hacerse un hueco en el panorama sinfónico-progresivo español, el esfuerzo al final tiene recompensa y el nombre de Hiagen no debe ser desconocido para los seguidores del género y, si así lo fuere, nuestro objetivo con este artículo no es otro que el dar a conocer su meritorio trabajo.

Imagen con los componentes de Hiagen
Imagen con los componentes de Hiagen | Foto: Hiagen

Hiagen no es un grupo novel, comenzó a gestarse hace la friolera de 18 años cuando durante el verano de 1996 un grupo de jóvenes empezaron a reunirse para tocar en un garaje de la localidad asturiana de Luanco. Era una banda compuesta por Marco Gutiérrez y Rafael González en las guitarras, Sergio Rodriguez al bajo, Fran Panizo a la batería, y Edgar Soberón a la voz. Conformaban un grupo con un estilo con notables diferencias con el actual, marcado por la influencia de las bandas de la escena grunge tan en alza por aquellos tiempos. Era cuestión de tiempo que la banda fuese evolucionando hacia un sonido más elaborado y experimental en el que fueron tomando peso los pasajes instrumentales atmosféricos sobre los temas con estructuras más convencionales.

Fue una etapa de más de 3 años que se vio truncada a principios del año 2000 cuando un desafortunado incendio en local de ensayo acabó con todo el material del grupo. Instrumentos y equipo quedaron destruidos, lo que obligó a una parada obligatoria en el trabajo de la banda y propició un final triste y forzoso para un proyecto que fue imposible retomar tras el drástico suceso. No sólo quedó calcinado el material físico Hiagen, también las esperanzas e ilusiones musicales de un grupo de jóvenes a los que el destino había jugado una mala pasada.

Pero Hiagen, al igual que el ave fénix, fue devorado por el fuego para posteriormente resurgir de sus cenizas y lo hizo de la mano de uno de sus componentes primigenios, Edgar Soberón, quien se decicidió a recuperar el proyecto en Madrid, una vez estabilizado tras varios cambios de residencia provocados por motivos de trabajo. Antes tuvo tiempo de grabar un disco "intermedio", El Increíble Hombre Menguante (2010) que puede ser escuchado y descargado gratuitamente o con aportación voluntaria si se desea desde bancamp y desde de la web oficial del grupo y que toma el nombre de la película de serie B de culto de 1957 del director Jack Arnold.



Hablamos de disco "intermedio" porque en su estilo se vislumbran los matices del estilo con el que comenzó a forjarse la música de Hiagen en sus comienzos a la vez que ya se introducen las secciones atmosféricas que serán su seña de identidad más adelante.

No hay nada mejor en casi todos los ámbitos de la vida para alcanzar objetivos que el equilibrio. Ese equilibrio que se había conseguido una vez que el grupo se había afincado de forma definitiva en Madrid es el que ha permitido a Hiagen dar un paso más en su discografía y firmar un LP que lo catapulte hacia la confirmación de lo que es, una incipiente banda dentro del panorama del rock progresivo español, algo que, como ya hemos visto, no se consigue de la noche a la mañana.

Tras El Increíble Hombre Menguante  era necesario seguir evolucionando hacia nuevos sonidos. Por ello durante dos años de trabajo y después de unos ajustes en la formación, se terminó todo el material necesario para la grabación de un nuevo trabajo más conceptual y que partiese de un directo sólido, hablamos de Los Últimos Días de Pompeya (2014). La formación de Hiagen se componía de Carlos Ramírez (Guitarra), Edgar Soberón (Guitarra y voz), David Fernández Darwin (Batería), Rodrigo Téllez (Bajo), y Silvia Fernández Cociña (Teclado), junto a José Sáiz (Guitarra), este último tras la grabación pasó el testigo a Moisés Martín, que se incorporó a la formación definitiva. Para los arreglos de cuerda contaron con la valiosa colaboración de Ruth Bartibás al chelo. Como podemos comprobar en los nombres, este conjunto, con la salvedad de Edgar, poco tiene que ver con aquel que empezó a tocar en un garaje de Luanco mediados los 90.

En un primer momento, con todo el material finalizado en 2013, grabado y mezclado por Fran Meneses en Estudio Galaxia, no pudo ser publicado y hubo que esperar hasta primavera de este mismo año, hablamos pues de un trabajo bastante fresco. En ese período de impasse en que el disco no salía a la luz se aprovechó para trabajar en nuevos temas y centrarse en mejorar el directo del conjunto con los arreglos que se había nincorporado durante el proceso de mezclado. Una vez realizada la masterización por Juanma García Galindo, el nuevo disco autoproducido de HiagenLos Últimos Días de Pompeya, vería la luz el 25 de abril.



En  sus más de 53 minutos de duración Los Últimos Días de Pompeya, uno de los discos del año sin duda, nos relata la historia de varios personajes ficticios a través de 10 canciones en los que cada uno de los protagonistas se enfrentan a la erupción del Vesubio desde su prisma particular, pero todas con el nexo común de la muerte y la destrucción que se avecinan en las puertas de la catástrofe. Se trata pues de un duro y sobrecogedor relato cargado de angustia, miradas al pasado, impotencia, resignación y desolación, una obra maestra desde el punto conceptual, no solo desde el musical.

Hacía tiempo que no presentábamos un disco en el que aparecieran vocales, últimamente hemos apostado por el rock meramente instrumental en este serial de Rock Progresivo nacional, pero con Hiagen la voz de Edgar Soberón emerge con potencia y acertado gusto sobre las capas instrumentales, interpretando a la perfección la intensidad que requería la obra tal y como había sido concebida, y manejando los tiempos dedicado a la voz de forma muy inteligente, para enfatizar siempre en el momento justo y dejar las atmósferas envolventes en un primer plano cuando disco lo requiere.

Y hablamos de atmósferas envolventes y pasajes atmosféricos porque Los Últimos Días de Pompeya es un clarísimo ejemplo de como hacer la cosas bien en este sentido, aunque aderezado con momentos de frenetismo más hard-rock, el fuerte del disco se encuentra para mi gusto en un magistral trabajo en la confección de las atmósferas y texturas que dan a la obra una solidez brillante que hacen de ella un todo bien equilibrado y no una amalgama de temas encajados con calzador. Hablamos de un disco de esos que cuando lo escuchas la primera vez te quedas con esa sensación de ¿qué ha pasado? tienes que volver a oírlo porque sabes que bueno, muy bueno y que has quedado atrapado.

Hiagen en directo
Hiagen en directo | Foto: Hiagen

Me recuerda mucho la música de Hiagen a la de Albatros, y lo cierto es que me reconforta escuchar bandas nacionales como estas porque los que oímos este tipo de música sabemos que la hacen para gente como nosotros, inquietos e inconformistas hastiados de la miseria comercial.

Es difícil para mí recomendar un tema en concreto porque soy de la idea de que este tipo de discos hay que oírlos en conjunto, como ya he comentado, el disco en sí funciona como un todo, por lo que señalar un corte concreto discriminando otros no me parecería justo. De todas formas no hay una cosa que apasione más cuando oigo música que el último tema de un LP sea el que más me llegue porque este éxtasis final es el que te lleva a reescucharlo una y otra vez, ese buen paladar te pide más. En este caso, Los Últimos Días de Pompeya se cierra Luce la mañana después de la catástrofe, en el que atisbo una gran influencia del Careful with that axe Eugene de Pink Floyd, del que existe una majestuosa versión grabada en directo en el anfiteatro de Pompeya. No sé si estas similitudes son fruto de la casualidad, la conspiranoia o la realidad, hagan la prueba.

Como ocurre con El Increíble Hombre Menguante, Los Últimos Días de Pompeya está disponible para ser escuchado y descargado gratuitamente o con aportación voluntaria si se desea desde bancamp y desde de la web oficial del grupo. Además existe una bellísima edición física del disco en CD cuyo diseño gráfico ha corrido a cardo de Igor Casayjardín, quien ya ha trabajado con bandas como Fasenuova, Suit Tiger, o Silencio Oso. Al abrir el cd y extraer lo que en un primer momento podemos intuir como el típico librillo con las letras de la canciones se desdobla presentando un intrigante cartel en el que se nos presenta el disco de forma muy cinematográfica donde los componentes del grupo se nos presentan como actores sobre un mural cargado del simbolismo y los matices propios de todos y cada uno de los temas que componen el LP. Espectacular.

Excelente presentación de Los Últimos Días de Pompeya en formato CD
Excelente presentación de Los Últimos Días de Pompeya en formato CD

Para concluir decir que Hiagen es el dulce fruto de la perseverancia y la constancia hecha música. Las adversidades que otrora se empeñaron en dejar a la banda en un recuerdo de juventud, ahora no son más que las anécdotas pasadas de un grupo que, a la vista del brillante presente, promete un futuro ilusionante a todos los aficionados al rock nacional.


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