Cualquier conocedor de la historia de la Europa del siglo XX sabrá como las vicisitudes políticas y bélicas llevaron a un continente separado por una línea "imaginaria" conocida como el Telón de Acero, que partió en dos una de las naciones más poderosas del mundo, Alemania, que en un período de 30 años se había visto involucrada en dos guerras mundiales que terminaron por modificar sus fronteras hasta el hecho de dividirse en una República Federal, capitalista, y otra República Democrática, comunista. La realidad es que una vez finalizó la Segunda Guerra Mundial, La Alemania que conocemos actualmente quedó partida en 5, de este modo se crearon 4 zonas: una al este, que daría lugar a la RDA, bajo jurisdicción soviética; tres en el oeste bajo jurisdicción de Reunido Unido, Francia y EEUU cada una, que conformarían la RFA; y un protectorado bajo dominio francés: el Protectorado de Sarre.
Los aficionados veteranos y los no tan veteranos aunque sí ilustrados, recordarán o conocerán el hecho de que hasta 1990, dado que eran países distintos, la RFA y la RDA concurrían con sus propias selecciones a las grandes citas futbolísticas. Tanto es así que, curiosidades del destino, en la Copa del Mundo de 1974, celebrada precisamente en la Alemania Occidental, sendas selecciones compartirían grupo A junto con Chile y Australia. Resulta paradójico que la que a la postre sería la vencedora del mundial, la RFA, perdería 1 a 0 contra la RDA, a priori más débil, en esta fase de grupos, toda una sorpresa. Pero lo que quizás no recuerden o, más probablemente desconozcan dado el tiempo transcurrido, es que durante el breve período de tiempo comprendido entre 1947 y 1956, el Protectorado de Sarre tuvo su propia selección nacional, que llegó a disputar partidos oficiales para clasificación de la Copa del mundo de Suiza 1954, que precisamente ganaría la RFA. Y dicho esto, aprovecho para recomendar la película El milagro de Berna, que aporta una visión desde la perspectiva alemana de lo que en aquel momento de posguerra supuso un motivo de de enorme orgullo para el pueblo alemán.
Los aficionados veteranos y los no tan veteranos aunque sí ilustrados, recordarán o conocerán el hecho de que hasta 1990, dado que eran países distintos, la RFA y la RDA concurrían con sus propias selecciones a las grandes citas futbolísticas. Tanto es así que, curiosidades del destino, en la Copa del Mundo de 1974, celebrada precisamente en la Alemania Occidental, sendas selecciones compartirían grupo A junto con Chile y Australia. Resulta paradójico que la que a la postre sería la vencedora del mundial, la RFA, perdería 1 a 0 contra la RDA, a priori más débil, en esta fase de grupos, toda una sorpresa. Pero lo que quizás no recuerden o, más probablemente desconozcan dado el tiempo transcurrido, es que durante el breve período de tiempo comprendido entre 1947 y 1956, el Protectorado de Sarre tuvo su propia selección nacional, que llegó a disputar partidos oficiales para clasificación de la Copa del mundo de Suiza 1954, que precisamente ganaría la RFA. Y dicho esto, aprovecho para recomendar la película El milagro de Berna, que aporta una visión desde la perspectiva alemana de lo que en aquel momento de posguerra supuso un motivo de de enorme orgullo para el pueblo alemán.