Ha sido un buen año para nuestro rock progresivo y eso me alegra porque es una buena noticia. Creo haber comentado anteriormente la preocupación o desencanto que me provocaban la masificación de grupos con estilos cercanos al post-rock o el math-rock que estaban saturando un poco el panorama nacional, pero quizás esto no fuese más que una impresión personal fruto de un momento concreto en que coincidieran las publicaciones de discos de grupos con estilos similares, es posible que no fuese más que una sensación en un contexto concreto que me dio por generalizar. Dicho esto, la realidad es que en ese ámbito es donde se mueven nuestras bandas más punteras o, al menos, con más reconocimiento de público tanto local como internacional.
Flagelaciones autoinfligidas aparte, retomando el hilo de este post, decir que el objetivo del mismo no es otro que el de escuchar buena música, algo para lo que no tenemos que buscar fuera de nuestras fronteras, pues actualmente el mercado musical español, en lo que a rock progresivo se refiere, disfruta de un momento, quizás ya no de auge, pero sí de estabilidad bastante saludable. Han surgido muchos proyectos que se mantienen en el tiempo a un buen nivel a la vez que emergen nuevas ideas con fuerza y de bastante calidad, y de esta mezcla de juventud y veteranía que nos están regalando, ya desde hace algunos años, una gran cantidad de discos muy apetecibles.