Se acabó el sueño mundialista, hemos sido la primera selección en dejar de tener opciones matemáticas para pasar el corte de la fase de grupos en este mundial de Brasil 2014. En otras palabras, que nos volvemos para casa a las primeras de cambio, lo cual hace que sea de una forma bastante dolorosa. Poco o nada queda ya de aquella España campeona que hace 4 años logró el máximo título al que puede aspirar un futbolista, y eso que el bloque de jugadores es el mismo, prácticamente intacto me atrevería a decir, pues los cambios han sido pocos a pesar de lo que se podría presuponer por la distancia temporal entre citas mundialistas.
Al menos hoy nos hemos despedido salvando la honra goleando a una débil Australia que se había mostrado correosa en los dos encuentros que había disputado anteriormente, donde puso en aprietos a Chile y Holanda. A pesar de todo, este 3 - 0 no sirve para maquillar los dos fiascos anteriores en los partidos frente a centroeuropeos y sudamericanos, quienes se mostraron superiores a nuestro combinado en ambos casos. Nos despedimos de Brasil por méritos propios, hemos sido superados por dos equipos que nos ganaron en juego e intensidad, desde que tengo uso de razón, que viene a ser el mismo tiempo que llevo viendo fútbol, las dos bazas más importantes para conseguir la victoria en este deporte.
Se pone fin de mala manera a una época de triunfos, alegrías y éxitos irrepetible, que difícilmente volveremos a disfrutar pero que ha quedado para la historia. Aunque para muchos el gol de Iniesta es el gol que nos cambió la vida, para mí fue sin duda alguna el de Torres en la Eurocopa 2008. Aquella noche quedaron atrás decenas de desilusiones, de frustraciones, de desencantos que campeonato tras campeonato, ya sea Eurocopa o Mundial, nos habían taladrado la moral hasta el punto de haber perdido la confianza y la ilusión en conseguir hacer algo grande alguna vez.
Comenzó aquel 29 de junio de 2008 una era para el fútbol mundial en la que España se mostró como el mejor equipo, el rival a batir. Con un juego decidido al ataque siempre, carente de especulación y caracterizado por un estilo de control del balón a base de pases cortos y precisos, lleno de solidaridad en el apoyo y de equilibrio táctico, una revolución en la forma de entender un juego que se tornaba físico y especulativo, dejando el talento y el riesgo de salir siempre a la vanguardia como una reliquia de otros tiempos.
Pues bien, esa era gloriosa ha llegado a su fin y se atisban movimientos en pos de una renovación generacional necesaria. Empezando por el banquillo, hay dudas razonables no ya de la continuidad de Del Bosque, sino de la conveniencia de la misma; por su parte Xavi Hernández y David Villa emigran a ligas menores a apurar sus últimos años como deportistas, lo que complica bastante su permanencia en el grupo; otros jugadores también veteranos parece que tendrán difícil continuar como es el caso de Fernando Torres, Xabi Alonso o Pepe Reina; Iker Casillas ya no es titular indiscustible en el Real Madrid y su papel en Brasil ha sido bastante mejorable; en definitiva un sinfín de especulaciones y divagaciones que dejarán de ser dudas para convertirse en realidad muy pronto, en cuanto comience la fase de clasificación de la Eurocopa 2016 que tendrá lugar en la vecina Francia.
Probablemente, para esa Eurocopa ya veremos las caras nuevas de una buena hornada de jugadores españoles con mimbres suficientes para hacer un papel más que digno que, al menos vuelva a hacernos sentir la ilusión de aspirar a ganar algo grande. Será posiblemente el turno de Isco, Alberto Moreno, Thiago Alcántara, Marc Bartra, Carvajal, Jesé, Deulofeu, Paco Alcácer, Morata... nombres que empiezan a sonarnos y de los que saldrá la futura columna vertebral de una selección que tiene la obligación a competir por la victoria final.
Estoy convencido de que podemos lograr esa victoria final porque la hemos conseguido; porque durante 6 años hemos dejado atrás las decepciones de Francia 98 y Portugal 2004; porque vengamos la naríz rota de Luis Enrique; porque conseguimos marcar el gol de Cardeñosa, transformar el penalty de Raúl y parar el balón que se le escapó a Arconada; porque los árbitros no han sido cobardes y no hemos tenido que sentir la frustración de su incopentencia. Por todo esto, a esta generación de futbolistas que hoy se despide del Mundial de fútbol ¡Gracias por hacernos campeones!¡Gracias España!
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