Es este año 2014, como la mayoría de ustedes sabe, año de mundial y una vez más la selección española no faltará a la cita. Lo hace además defendiendo título y con la vitola de favorito, con permiso, claro está, de los gigantes balompédicos de toda la vida, Brasil, Alemania, Argentina y por qué no, Italia. Son años de euforia bien justificada por los éxitos conseguidos y de orgullo por un combinado nacional que ha sabido competir a la altura en las grandes citas de selecciones valiéndose de un estilo caracterizado por el talento y el buen trato de balón, sin olvidar ni obviar los valores de furia y raza que desde tiempo inmemorial han acompañado a nuestros futbolistas.
Como bien sabemos los aficionados al deporte rey, esto no siempre fue así y lo cierto es que haciendo balance a lo largo de la historia, los fracasos, desencantos y decepciones han sido la nota predominante en nuestro recorrido; pero como bien hemos recalcado en el primer párrafo, nuestra selección se ha clasificado una vez más para la Copa del Mundo y lo hace por décima vez consecutiva, un meritorio récord sin duda. Es por ello que hoy queremos volver la vista atrás, hasta 1977 para recordar y homenajear a los hombres que iniciaron esta exitosa racha clasificándonos para el mundial de Argentina 78.
Aquellos futbolistas que comenzaron el camino componían un equipo rocoso y de calidad a la vez, aunque con un estilo de juego quizás más caracterizado por la emblemática furia e intensidad que siempre nos ha acompañado de forma histórica, que por el fútbol de toque imperante actualmente. Fue en la tarde del 30 de noviembre de 1977 en Yugoslavia cuando nuestra selección venció al rival en un partido que ha sido recordado por la historia como la Batalla de Belgrado, apelativo que da fe de la crudeza del envite.
Ha pasado la nada despreciable cifra de 37 años, así que como podemos intuir, el panorama ha cambiado mucho desde aquel entonces. Las fronteras se han modificado, han aparecido nuevos países desde aquel 1977 y la Copa de Mundo, que no puede ser ajena a los cambios políticos, también ha ido variando su morfología para adaptarse a las necesidades del momento. El número de selecciones participantes a ido aumentando progresivamente en las fases finales debido a que este número se ha visto también aumentado en las fases de clasificación, lo que ha provocado que éstas también sufran variaciones.
Para la próxima Copa del Mundo de Brasil la UEFA contaba con 17 plazas que se han obtenido de una fase de liguillas de 8 grupos con 6 selecciones cada uno, más un grupo con sólo 5 miembros, precisamente el grupo en que ha quedado encuadrada España, lo que hace un total de 53 equipos peleando por un puesto en una fase final que disputarán 32 equipos.
A diferencia de 32 equipos, Argentina 78 contaría en su fase final con la mitad, 16 selecciones, siendo este mundial el último que se disputaría con este número, 4 años más tarde en España 82 el número aumentaría hasta los 24, manteniéndose así hasta Francia 98 donde se establecieron los 32 actuales. Para aquel mundial del 78 la UEFA contaba con 9,5 plazas, que en realidad eran 8,5 ya que una de ellas era para Alemania Federal, campeona en el 74, de este modo, había 31 equipos que fueron divididos en 9 grupos (5 grupos de 3 selecciones y los 4 restantes de 4 selecciones). Se clasificarían de forma directa los primeros clasificados de los 8 primeros grupos mientras que el primer clasificado del grupo 9 iría a una repesca. Como dato añadir que este equipo que participaría en la repesca fue Hungría, que se ganó su participación mundialista tras eliminar a Bolivia.
De los datos se extrae que aquella Europa era un continente muy distinto al que conocemos actualmente, por aquel entonces Alemania estaba partida en dos; República Checa y Eslovaquía componían el mismo país; la URSS aún estaba vigente; Yugoslavia era una nación compuesta por lo que ahora son varias repúblicas; a todo esto hemos de añadir que había selecciones que por aquel entonces no participaban en estas clasificaciones como Andorra, Liechtenstein, San Marino o Islas Feroe por poner algunos ejemplos.
De los datos se extrae que aquella Europa era un continente muy distinto al que conocemos actualmente, por aquel entonces Alemania estaba partida en dos; República Checa y Eslovaquía componían el mismo país; la URSS aún estaba vigente; Yugoslavia era una nación compuesta por lo que ahora son varias repúblicas; a todo esto hemos de añadir que había selecciones que por aquel entonces no participaban en estas clasificaciones como Andorra, Liechtenstein, San Marino o Islas Feroe por poner algunos ejemplos.
En este contexto europeo, España quedó encuadrada en el grupo 8 de clasificación junto a los combinados de Rumanía y Yugoslavia, a priori un grupo igualado. Estaba al mando de aquel equipo el legendario Ladislao Kubala, quien no estaba teniendo demasiado éxito como seleccionador, puesto al que llegó en 1969 y con el que no consiguió clasificarse para los mundiales de México 70 ni Alemania 74, por lo que la última participación de nuestro país en un mundial se remontaba al ya lejano Inglaterra 66, por tanto iba siendo hora de dar una alegría a la afición. A pesar de que los éxitos hispanos brillaron por su ausencia en la época de Kubala, éste permanecería como seleccionador hasta 1980, lo que le convierte en el entrenador con más años al frente de España.
Sólo 4 partidos se interponían entre España y su quinto mundial. Comenzó su camino en casa, el 10 de octubre de 1976 en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán de Sevilla con victoria por 1 - 0 ante el equipo balcánico con gol de penalty del madridista Pirri, penalty señalado sobre el también jugador de Real Madrid Juanito, en el minuto 85, cuando ya agonizaba el partido y todo parecía indicar que el acabaría en tablas. Buen comienzo para los nuestros con los primeros dos puntos en juego.
Tras la de cal, España no tardaría mucho en dar la de arena. En el segundo encuentro los ibéricos no tendrían la fortuna que les acompañó contra Yugoslavia y perderían por la mínima en Bucarest el 4 de abril de 1977 en el estadio del Steaua, ante Rumanía y merced a un desafortunado gol en propia meta de Benito a los 5 minutos de comenzar el partido, tras una mala acción de la defensa que no atina a despejar con eficacia un balón dentro del área pequeña. A la postre este sería el único gol encajado por nuestra selección en todo el período clasificatorio, lo que habla del buen trabajo defensivo español a pesar de lo que se pueda pensar al ver el gol, que roza lo cómico. Primera piedra en el camino español con margen aún para encauzar la situación.
No llegarían buenas noticias desde Zagreb 3 semanas después cuando el 8 de mayo Rumanía dio la campanada y derrotó a Yugoslavia a domicilio con un contundente 0 - 2. Tras la primera vuelta esto dejaba un grupo con una Rumanía líder con 4 puntos, seguida de España con 2 y cerrando la clasificación Yugoslavia con 0 puntos tras contar su partidos por derrotas. Esto hacía que los rumanos dependieran de sí mismos para clasificarse, de hecho una victoria contra España en el que sería el siguiente partido del grupo, los colocaría con 6 inalcanzables puntos que los clasificarían de forma matemática para Argentina.
De esta guisa se llega al 26 de octubre de 1977, fecha marcada para el que podría ser un decisivo España - Rumanía en el que los primeros buscaban colocarse como colíderes y los segundos pretendían cerrar la que sería su quinta participación mundialista, curiosamente igual que España. Aquel partido celebrado en el Estadio Vicente Calderón de Madrid estuvo marcado por la actuación de dos colchoneros que con sus goles hicieron a la furia roja dar un paso de gigante en su objetivo de clasificación. En primer tanto llegó en el minuto 74 tras una gran jugada iniciada por Eugenio Leal, quien se apoya en Juanito para hacer una pared y posteriormente batir por bajo al portero rumano Cristian. Sólo 9 minutos después, el hispano-argentino Rubén Cano acertaba a mandar a la red un centro de falta lanzado por Pirri. Estos dos goles unidos a que Arconada mantuvo la portería a cero colocaban a España como primera de grupo, empatada a 4 puntos con Rumanía, sí, pero con mejor diferencia global de goles lo que hacían a nuestro equipo depender de sí mismo para ir a Argentina. Hemos de recalcar el hecho de que según la normativa que se estableció, el criterio para dirimir empates a puntos sería la diferencia global de goles, no el golaverage particular de los enfrentamientos entre equipos, como se hace normalmente ahora.
Sólo 4 partidos se interponían entre España y su quinto mundial. Comenzó su camino en casa, el 10 de octubre de 1976 en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán de Sevilla con victoria por 1 - 0 ante el equipo balcánico con gol de penalty del madridista Pirri, penalty señalado sobre el también jugador de Real Madrid Juanito, en el minuto 85, cuando ya agonizaba el partido y todo parecía indicar que el acabaría en tablas. Buen comienzo para los nuestros con los primeros dos puntos en juego.
Tras la de cal, España no tardaría mucho en dar la de arena. En el segundo encuentro los ibéricos no tendrían la fortuna que les acompañó contra Yugoslavia y perderían por la mínima en Bucarest el 4 de abril de 1977 en el estadio del Steaua, ante Rumanía y merced a un desafortunado gol en propia meta de Benito a los 5 minutos de comenzar el partido, tras una mala acción de la defensa que no atina a despejar con eficacia un balón dentro del área pequeña. A la postre este sería el único gol encajado por nuestra selección en todo el período clasificatorio, lo que habla del buen trabajo defensivo español a pesar de lo que se pueda pensar al ver el gol, que roza lo cómico. Primera piedra en el camino español con margen aún para encauzar la situación.
No llegarían buenas noticias desde Zagreb 3 semanas después cuando el 8 de mayo Rumanía dio la campanada y derrotó a Yugoslavia a domicilio con un contundente 0 - 2. Tras la primera vuelta esto dejaba un grupo con una Rumanía líder con 4 puntos, seguida de España con 2 y cerrando la clasificación Yugoslavia con 0 puntos tras contar su partidos por derrotas. Esto hacía que los rumanos dependieran de sí mismos para clasificarse, de hecho una victoria contra España en el que sería el siguiente partido del grupo, los colocaría con 6 inalcanzables puntos que los clasificarían de forma matemática para Argentina.
De esta guisa se llega al 26 de octubre de 1977, fecha marcada para el que podría ser un decisivo España - Rumanía en el que los primeros buscaban colocarse como colíderes y los segundos pretendían cerrar la que sería su quinta participación mundialista, curiosamente igual que España. Aquel partido celebrado en el Estadio Vicente Calderón de Madrid estuvo marcado por la actuación de dos colchoneros que con sus goles hicieron a la furia roja dar un paso de gigante en su objetivo de clasificación. En primer tanto llegó en el minuto 74 tras una gran jugada iniciada por Eugenio Leal, quien se apoya en Juanito para hacer una pared y posteriormente batir por bajo al portero rumano Cristian. Sólo 9 minutos después, el hispano-argentino Rubén Cano acertaba a mandar a la red un centro de falta lanzado por Pirri. Estos dos goles unidos a que Arconada mantuvo la portería a cero colocaban a España como primera de grupo, empatada a 4 puntos con Rumanía, sí, pero con mejor diferencia global de goles lo que hacían a nuestro equipo depender de sí mismo para ir a Argentina. Hemos de recalcar el hecho de que según la normativa que se estableció, el criterio para dirimir empates a puntos sería la diferencia global de goles, no el golaverage particular de los enfrentamientos entre equipos, como se hace normalmente ahora.
Tres semanas después el discurrir del grupo tendría un nuevo episodio en el partido disputado en Bucarest entre una Rumanía que buscaba ganar para colocarse como líder sólido y en solitario del grupo y una Yugoslavia que tras dos partidos, no sólo no había conseguido un punto sino que tan siquiera había acertado a hacer gol, un bagaje demasiado pobre para una selección que aspiraba a disputar un mundial y que históricamente se había mostrado competitiva. Yugoslavia buscaba clasificarse por séptima vez para la máxima competición de selecciones, en la que había alcanzado las semifinales en dos ocasiones (Uruguay 30 y Chile 62) y los cuartos de final en tres campeonatos (Suiza 54, Suecia 58 y Alemania 74), estamos hablando, por tanto, de un país con una buena tradición futbolística.
El choque tuvo lugar concretamente el día 13 de noviembre en el Stadionul 23 August (Estadio Nacional 23 de Agosto), renombrado en 1990 como Stadionul Lia Manoliu y derruido en 2008. Si alguien hubiese tenido que apostar su fortuna al resultado del encuentro dudo mucho que lo hubiese hecho por el 4 - 6 definitivo, el resultado más abultado de toda la fase de clasificación europea, 10 goles que superaban los contundentes 9 - 0 que sufrió Malta a manos de Austria y de la RDA. Pero más allá de lo sorprendente del resultado por lo exagerado de los goles, lo era porque Yugoslavia conseguía una victoria contra todo pronóstico que le permitía soñar con la clasificación y que igualaba las fuerzas en la clasificación.
De este modo, a falta de un partido, Rumanía quedaba sin opciones de viajar a Argentina con 4 puntos en su haber y con una diferencia de goles de -1 tanto. En la otra parte de la balanza estaban España, como líder, también con 4 puntos aunque con mejor golaverage, y cerrando el grupo Yugoslavia, que con sólo dos puntos aún tenía posibilidades matemáticas para lograr la clasificación.
Equipo | Pts | PJ | PG | PE | PP | GF | GC | Dif |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
España | 4 | 3 | 2 | 0 | 1 | 3 | 1 | 2 |
Rumanía | 4 | 4 | 2 | 0 | 2 | 7 | 8 | -1 |
Yugoslavia | 2 | 3 | 1 | 0 | 2 | 6 | 7 | -1 |
El destino había querido que la plaza del grupo se la jugaran dos viejos conocidos, curiosamente Yugoslavia había impedido que la selección española participase en el mundial de Alemania 74. Años atrás, encuadrados en el mismo grupo habían solventado con victorias los partidos contra Grecia, la otra selección que las acompañaba, y habían empatado en sus enfrentamientos. Por tanto, igualados a 6 puntos y a diferencia de goles, hubo de disputarse un partido de desempate que tuvo lugar en Alemania el 13 de febrero de 1974 en el Waldstadion de Frankfurt. El equipo yugoslavo hizo valer el tempranero gol del bosnio Josip Katalinski en el minuto 13 para vencer el partido y alcanzar la fase final de la Copa del Mundo, España quedó cerca pero fuera.
Casi cuatro años después ibéricos y balcánicos volvían a verse las caras con las espadas en todo lo alto y con exactamente lo mismo en juego, el ser o no ser en un Mundial que se disputaría solo unos meses después. No era este un partido a cara o cruz como el de Frankfurt ya que España se clasificaría no sólo ganando o empatado, pues se podía permitir incluso el lujo de perder por un gol de diferencia, todo lo que fuese una victoria del equipo yugoslavo por más de un gol de diferencia apeaba a nuestra selección de Argentina.
El último partido de grupo 8 tendría lugar el 30 de noviembre de 1977 en el Estadio Estrella Roja de Belgrado, popularmente conocido como el Pequeño Maracaná. Yugoslavia apelaba a la heróica y se encomiaba a su afición para sacar adelante el partido. Las instituciones no fueron ajenas a este acontecimiento y el Mariscal Tito, por aquel entonces jefe de Estado en Yugoslavia decretó el día como festivo a fin de favorecer la asistencia de público a un estadio que tenía que ser una caldera en la que España hincara la rodilla.
Rubén Cano en un lance del partido entre Yugoslavia y España |
Llegado el momento de iniciar el partido no cabía un alma en un Pequeño Maracaná lleno hasta la bandera con 100.000 almas que habían respondido a la llamada de su equipo y que probablemente no dudaran de la victoria final. Con un ambiente así, el que juega de local casi que ha metido el primer gol. Si es cierto eso que Jorge Valdano dijo una vez de que el fútbol es un estado de ánimo, nada podría salir mal aquella tarde al equipo yugoslavo.
Comenzó a rodar el balón y pronto los balcánicos pondrían dejarían claro que iban a por todas y que no pensaban regalar nada, lo que no se había previsto es que harían gala de una violencia y una dureza inesperada. Bastaron décimas de segundo tras el pitido del árbitro para ver la primera entrada fuera de lugar y la primera tangana entre contendientes. Apenas dos minutos duró en el partido el capitán español Pirri quien recibió una dura entrada del delantero Kustudic a la altura del tobillo que le obligó a salir sustituido por el barcelonista Antonio Olmo, no habían tardado mucho en torcerse las cosas para España.
Yugoslavia intentaría sin acierto horadar la meta defendida por Miguel Ángel, que había sido titular en los partidos anteriores de clasificación a excepción del último ante Rumanía donde Arconada se hizo cargo de la portería. Probablemente la ocasión más clara la tendrían en el minuto 27 de partido cuando Olmo salvó en línea de gol un remate de cabeza que se iba para las mallas tras un centro de córner y con el portero ya batido. Pero la realidad es que el equipo español estaba bien plantado en el campo y el único peligro balcánico estaba en la vileza de su juego brusco, incluso tendría España la posibilidad de adelantarse en el marcador cuando Eugenio Leal erró un buen pase de Rubén Cano que le dejó el balón franco para un remate desde el borde del área.
Juanito retirado del terreno de juego en camilla con la ayuda del meta español Arconada | Foto: EFE |
Comenzó la segunda parte y los balcánicos seguían sin encontrar la forma de superar la excelente defensa española, que estaba haciendo un trabajo muy serio. Los minutos pasaban y el tiempo corría en contra de Yugoslavia que comenzó a impacientarse y a multiplicar el juego sucio del que estaba haciendo gala, pero ni esta indecorosa actitud ni el empuje de las miles de gargantas que llenaban el estadio eran suficientes para tumbar a una selección como la española, con un grupo de jugadores que, según cuentan los que recuerdan el partido, era conjunto valeroso y aguerrido que jamás se habría dejado amilanar ante un ambiente hostil por muy ruidoso o agresivo que fuese.
A menos de veinte minutos para el final de un partido que se estaba jugando desde las trincheras llegó la la jugada clave del partido. Asensi recupera un balón en medio campo y se apoya en corto en Juanito que mete un balón en profundidad en la zona izquierda del ataque español. En un primer momento parece que el esférico se va a marchar por línea de fondo, incluso José Félix Pons, comentarista del partido para TVE así lo advierte, pero finalmente el bético Cardeñosa haciendo una alarde de velocidad llega en el momento justo para poner un centro al segundo palo, donde de la nada emerge la figura providencial de Rubén Cano para, de forma poco ortodoxa y con la espinilla, cruzar el balón al palo contrario al defendido por el meta Katalinic. Minuto 25 de la segunda mitad y España estalla de alegría, estamos en Argentina.
De aquí al final nos podemos imaginar lo que fue el partido que se tornó mucho más violento ante la pasividad y condescendencia del colegiado británico Burns, aunque quizás la peor imagen de la tarde estaba aún por llegar. Corría el minuto 76 cuando Kubala decidió hacer un cambio y sacar del césped a Juanito para dar minutos al vizcaíno Dani. Una vez fuera del terreno de juego y camino del banquillo, en un feo gesto, Juanito se dirigió al respetable pulgar abajo cual Emperador romano condenando al gladiador derrotado en la arena, la respuesta fue contundente y el bueno de Juan recibió un botellazo en la cabeza con un envase de vidrio que lo dejó inconsciente y que le oblígó a ser retirado en camilla, aunque sin consecuencias graves sobre su estado físico.
A la mañana siguiente, los diarios españoles eran unánimes al reconocer el esfuerzo y entrega de nuestra selección. en ABC podíamos leer: España estará en Argentina; El Mundo Deportivo indicaba: ¡¡Al mundial!! Se ganó la guerra; en La Vanguardia leíamos: España: de Belgrado a Argentina. En páginas interiores todos coincidían en las dificultades extradeportivas que nuestra selección se había encontrado en Belgrado y en la heróica a la que se había abrazado para lograr la gesta. En cuanto a la mala actitud mostrada por Yugoslavia, Ramón Rovira, en El Mundo Deportivo escribía lo siguiente:
Más que un partido de fútbol ha sido una guerra. Se ha ganado porque nuestros jugadores se han dejado la piel en el campo, pero llevar los deseos de victoria por el sendero que lo han llevado los yugoslavos, ya desde el primer, minuto del partido, no es deporte ni nada que se le parezca.
Años atrás, cuando la selección española no levantaba títulos imponiendo su fútbol por todo el planeta las alegrías se servían en pequeñas dosis, en partidos como el de la Batalla de Belgrado, donde un equipo con corazón se ganaba al aficionado a golpe de sufrimiento y entrega en el campo. Es este el homenaje particular de este blog a aquellos hombres que jugaron un partido que ha pasado a la historia del balompié nacional.
Para finalizar, dejo el partido completo para aquellos que lo quieran disfrutar.
Fuentes:
http://es.wikipedia.org/wiki/Espa%C3%B1a_en_la_Copa_Mundial_de_F%C3%BAtbol_de_1978http://es.wikipedia.org/wiki/Clasificaci%C3%B3n_de_UEFA_para_la_Copa_Mundial_de_F%C3%BAtbol_de_1978
http://es.wikipedia.org/wiki/Clasificaci%C3%B3n_de_UEFA_para_la_Copa_Mundial_de_F%C3%BAtbol_de_1974
http://es.wikipedia.org/wiki/Stadionul_Lia_Manoliu
http://hemeroteca.mundodeportivo.com/edition.html?bd=01&bm=12&by=1977&x=24&y=9
http://www.mundodeportivo.com/20121130/futbol/seleccion-espanola/seleccion-espanola-yugoslavia-belgrado_54355997137.html
http://www.siguealaroja.es/
Genial Pachi. Para quitarse el sombrero :D
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario Fernando, me alegra que te haya gustado. En lo venidero más y mejor.
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